Reencuentro



La vida nos da sorpresas ( como dice la canción), pero también sinsabores, alegrías, dificultades, obstáculos y podríamos seguir.



Hace 20 años mi matrimonio caducó, es como si hubiese tenido fecha de vencimiento......tuve que llorar, gritar, desesperarme, pero mi amor por la vida y mis hijos fué mucho más fuerte que la tristeza y el desencanto.



Pasaron los años, fué duro, difícil, a veces amargo. Las personas toman partido, se acercan a unos y se alejan de otros, es natural...las versiones son subjetivas con un toque personal.



La familia se dispersó como migas que caen al piso.



El tiempo pasa y la actitud y la expresión de las personas llevan a encontrar la luz y la verdad.



El 7 de octubre del 2011 cumplió 85 años mi querida suegra Julia Dilma. No digo ex-suegra, pues no lo considero asi y digo querida pues así lo siento.



El sábado 8 hubo fiesta, reencuentro familiar, abrazos, alegría, cariño y algunas sorpresas.



La alegría brillaba en los hermosos ojos de esa madre, abuela y bisabuela (ojos color del tiempo que por regalo del destino heredó mi hijo mayor Javier).



Hubo lágrimas de emoción, momentos graciosos con planteamientos de deseos imposibles.



Comimos rico, bebimos, Ña Julia apagó las velas mágicas y su risa sonora y contagiosa se repetía cada vez que las velas se encendían nuevamente.



Me sentí integrada nuevamente a la familia y me hizo mucho bien, conocí nuevos y hermosos integrantes como Felipe.



Nuevamante confirmo lo que es ley para mí: los lazos de cariño y amor verdadero jamás se rompen, las personas de alma y corazón vacíos tienden a morir...y siempre, siempre se cosecha lo que se siembra.



Gracias querida suegra por tenerme en tu corazón.



Siempre te quise y lo sigo haciendo.



Dedicado a tí Julia Dilma!!!



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