La cocina de Sofía






La luz del generoso y radiante sol ocupaba cada recoveco sin pedir permiso. La sala amplia, ventilada, colorida, era el lugar preferido de Sofía: su cocina. Frascos con especias, semillas y dulces ponían el arcoiris en el lugar. Cacerolas, sartenes y utensilios diversos colgaban de un parante, de vez en cuando la brisa los movía produciendo una melodía singular.






Sofía, una dama rolliza de mediana edad, con mejillas rosa subido y una sonrisa que tocaba el corazón de los que la veían, recibió a sus jóvenes alumnas.






"Hoy es día de dulces" dijo con voz suave y cantarina, "vamos a la receta de una deliciosa pastafrola de dulce de guayaba"






Las jóvenes se sentaron a lo largo de una mesa de madera con bancos igual de largos. Tomaron sus libretas y apuntaron con atención la receta que dictaba la maestra.






Luego vino lo mejor: la práctica. Todas ataviadas prolijamante con delantales y pañuelos sujetando sus cabellos, se remangaron y ¡manos a la obra! ¡Qué jolgorio!. Las risas y exclamaciones, las protestas porque no les quedaba como Sofía enseñó, los reclamos de atención, todo ésto pobló el encantador lugar de sonidos varios, barullentos que sólo se apagaban cuando la maestra pedía silencio para explicar algún truco.






Al finalizar la clase todas las jóvenes tuvieron ante sí una pequeña pastafrola. Alguien dijo: "no sé si me quedó bien, pero es mi obra y la amo, creo no ser objetiva".






Sofía las reunió a todas en semicírculo y les dijo: "la objetividad no es importante en la cocina, las manos que cocinan con amor sí lo es"






"¡Hasta la próxima clase! y no olviden practicar y ofrecer a su familia y amigos lo que con tanto cariño han trabajado"

1 comentario:

  1. Que ternura!!!!!! Quiero que Sofía sea mi profe de dulces!!!! Me encanta el cuentito!!!! Gracias suegris! Te quiero mucho!!!!!!! El jueves de noche vamos a pedirle a Sofía que nos ayude a preparar la torta mas rica de todas!!! La torta de amor!!!!!

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