Estrellas al amanecer




"¡Toc-toc!"----Justino dormía hecho un ovillo, era su costumbre. También era su costumbre dormir como una piedra. Pero esta vez su sueño era ligero y lo despertó el toc-toc, en la puerta principal y la única de la humilde casa. La parte trasera de la vivienda se pegaba, sin dejar espacio, a una muralla alta y vieja.




Se sentó en la cama con dificultad. Hacía una semana le dolía la espalda, dolor que aumentaba por el pozo en el colchón provocado por el uso prolongado y la mala calidad. Prestó atención, ¿lo habría soñado?. Como contestando su pregunta silenciosa, nuevamente: toc-toc. Esta vez más fuerte, o quizás le parecía pues estaba casi despierto. Adormilado y confuso miró el viejo reloj en la mesita de luz. Prendió el velador, eran las cuatro y veinte de la madrugada.




¿Quién será a esta hora?---se preguntó como si alguien fuese a responderle. Vivía tan solo, que a veces tenía la sensación de que su alma también lo abandonaba. Una ráfaga de cordura accionó en él. Se levantó con gran esfuerzo, cansado, dolorido, amedrentado. Hacía mucho frío, un soplo gélido atravesó la solitaria figura. Alcanzó con poco equilibrio el poncho que abrigaba una silla cercana. Lo colocó sobre su encorvada humanidad y tomando impulso preguntó: "¿quién es?".




El silencio respondió su curiosidad. Un lejano y leve murmullo producido por el intermitente paso de algún vehículo en la carretera a unas cuadras de su casa, se hizo presente. Caminó unos pasos hacia la pequeña sala que junto con el dormitorio constituían la morada empobrecida de Justino.




Agudizó el oído, que ya no era bueno. Nada. Quizás crujieron algunas ramas del vetusto árbol al costado de la vivienda, ¿o fué su imaginación?. Tuvo miedo. El vecino más cercano estaba a cien metros. Ni siquiera tenía perro, el pobre Negro había muerto hacía quince días de viejo y cansado.




No volvió a escuchar el toc-toc, ni volvió a preguntar ¿quién es?. Sintió un suave empujón hacia adelante o ¿sería su imaginación?. Bueno, se dijo, voy a abrir la puerta, total, qué o quién puede ser, ¿un ladrón?, sería un fracaso para él, no había nada para robar; ¿un alma en pena?....en ese caso serían dos y se harían compañía.




Avanzó lentamente hacia la puerta tratando de contener su temor, al fin y al cabo estaba vivo y a nadie le gusta morir un día antes. Destrabó la vieja y desteñida madera que oficiaba de entrada. Se escuchó el chirrido de los metales oxidados. Asomó medio cuerpo y lo recibió la oscuridad de la noche ya por irse. No había nadie. Miró hacia delante y un poco hacia arriba, por primera vez vió un espectáculo semejante.




El amanecer estaba por despuntar, una franja rojiza se arrimaba al horizonte. Por encima de ella una hilera de estrellas titilaban dándole al cielo oscuro un brillo singular.




Justino quedó paralizado por la belleza de esa visión. Dió un gran suspiro y cayó suavemente en el umbral, dormido para siempre.

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