Desayunando energía


Con matemática regularidad, dos amigas desayunan todos los sábados en un encantador café.

¡Hay que ponerse al día! dice una.

¡Tengo tanto para contarte! dice la otra.

Con suculentos desayunos de por medio, poniendo en jaque las odiosas dietas, las dos mujeres charlan, se preguntan, se responden, se asombran...pero sobre todo se ríen.

Se ríen de la vida, con ellas y de ellas.

La risa afloja los músculos tensos de los rostros que han enfrentado dificultades durante la semana.

Una verdadera amistad une a estas dos mujeres diferentes, pero tan parecidas. Comparten experiencias únicas para cada una.

En cada relato hay algo en común: el sufrimiento, la valentía y el deseo de seguir adelante superando obstáculos, contra viento y marea.

Los encuentros sabatinos rara vez se suspenden, son muy importantes en la ajetreada vida de ellas.

La amistad se fortalece, crece, se vuelve gigante.

El lazo que las une difícilmente se rompa. Se conocen a fondo, se comunican, se entienden y se apoyan.

Cuando sus puntos de vista, en algún tema, no concuerdan, el debate se vuelve apasionante y también divertido, dando lugar al aprendizaje, ése que es tan útil cuando se logra con cariño.

Llegado el momento de la despedida, se abrazan con sinceridad y calidez, deseándose una a la otra una semana vital.

Desayunando energía, sábado a sábado, las dos mujeres ponen en sus vidas momentos trascendentes.

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