Sinceridad: hábito saludable


No saber donde estamos y qué tenemos que hacer es inquietante.

Algunas personas creen (y por ende practican a menudo el uso de la mentira piadosa) que es mejor ocultar la verdad.

La verdad puede no gustar, pero es lo que hay, es la realidad a la cual debemos adaptarnos.

La mentira (piadosa o no), nos sume en la incertidumbre, en un mundo irreal y no nos permite elegir; el libre albedrío al cual todos debemos tener acceso, queda bloqueado.

Confiamos en esa mentira y actuamos en consecuencia.

A veces no se miente, pero se dan vueltas y vueltas alrededor de una pregunta concreta y se termina por no contestarla. ¿A quién no le ha pasado?. Hacer una pregunta a su pareja, un familiar, una amistad y éste/a se desvía del tema hablando de otra cosa, a veces con tanta habilidad que el que interrogó se confunde y ya ni recuerda lo que preguntó. Hay que estar atentos y mantener la pregunta en el consciente y exigir la respuesta concreta.

Hay médicos que no cuentan la gravedad de la enfermedad a su paciente, quizás por compasión o por temor a enfrentarse al dolor (sí, aunque ud. no lo crea, hay médicos que temen esta situación!!!).

La sinceridad (hábito saludable), puede al principio producir incomodidad, enojo, malhumor, decepción, pero es la mejor forma de prevenir males mayores.

En las relaciones amorosas, hoy en día que hay tanta libertad de acción, roles cambiados, inconstancia, temporalidad, etc., sucede que cuando se miente expresando cariño o amor que no se siente (en los hombres buscando sexo y en las mujeres compañía y protección económica; sin ánimo de generalizar, estas dos situaciones son las más frecuentes), se puede llegar a graves trastornos emocionales, por ej.: la depresión.

La depresión es una de las causas más frecuentes de suicidio.

Seamos sinceros y evitaremos gran parte de las muertes por autoeliminación.

1 comentario: