Navidad de chocolate


¿Existe alguna persona a quien no le guste el chocolate?. Sí, yo conozco, pero debo admitir que son pocas. Personalmente lo considero un manjar de dioses, además de exquisito, mejora el estado de ánimo (contiene el aminoácido triptofano, promotor de serotonina, sustancia de la alegría), deleita saborearlo lentamente y sentir la textura al deshacerse en la boca ¡qué delicia!...El chocolate une (es sabido que regalarlo es símbolo de amor, dulzura y deseo de conquista), entretiene (ver una palícula saboreando un bombóm es más placentero) y produce en los niños, alegría, alborozo y simpáticos recuerdos (un pequeñito con la cara embadurnada de chocolate no debe faltar en nuestra colección de fotos)....Pero como todo en la vida debe haber un equilibrio, ni excesos ni carencias. El exceso daña nuestro cuerpo y la carencia nuestro espíritu. Hubo una vez una niña cuyo nombre lo decía todo: Dulce María, ocho años, cabellos de fuego, ojos color del tiempo. Hija única de un matrimonio tardío, malcriada y caprichosa, era la princesa del hogar. Dulce María, saturada de protección y cariño, mandaba sobre la voluntad de sus padres, sus deseos eran órdenes para ellos........Esta niña adoraba el chocolate, tanto que no sólo lo comía, sino que jugaba con él; lo entibiaba con sus manos y moldeaba figuras extrañas, luego las tiraba a la basura bajo la mirada compasiva de sus viejos. Algún psicólogo, perteneciente a una escuela convencional, diría que Dulce María sufría de trastorno-obsesivo-compulsivo (TOC). Pero no......era solamente la consecuencia de la malcrianza, la dulce criatura mostraba, de esa manera, el poder sobre sus padres...............................Se acercaba Navidad, a nuestra protagonista le resultaba difícil elegir un regalo...¡lo tenía todo!. De pronto su mente fantasiosa y creativa, imaginó unir el placer y su adicción al chocolate con un símbolo navideño: un árbol de Navidad...de chocolate. Su madre desorientada, no sabía a quien recurrir. Una amiga acudió en su ayuda recomendándole a una famosa repostera que preparaba postres insólitos. Dulce María consiguió su deseo: un arbolito de chocolate de aproximadamente 50 cm. de altura, bonito y muy original, preparado con diferentes tipos de la delicia de cacao. A pesar de los ruegos de sus padres para que no lo comiera todo de una vez, la princesita no obedeció y lentamente fué consumiendo el arbolito sin dejar ni una sola migaja.............Se han de imaginar la consecuencia: quince días en un hospital tratando de salvarla de una grave intoxicación hepática. Lo lograron, la vida le dió otra oportunidad, la Sra. Muerte se hizo la desentendida esta vez......... Conclusión: padres, los hijos deben crecer con límites, con autoridad que emana de la experiencia vivida y del rol aceptado. Decir NO de vez en cuando, es muy saludable. La sobreprotección, la permisividad y el exceso de cariño transforman a los niños (futuros adultos) en incapaces de tomar desiciones correctas o por lo menos adecuadas.............Después de este relato sigo pensando ¡qué rico es el chocolate!.

1 comentario:

  1. Menos mal que no me gusta el chocolate y tampoco debo consumirlo ... Pero aparte de eso, la leccion y la conclusion del relato es super valida.Como padres, nos duele decir no, pero debemos hacerlo en las ocasiones que creamos que asi debe ser.

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