La muerte


El mago Gandhal ( de la saga: “El señor de los anillos”) dijo: “la muerte no es el final, es sólo otro camino que todos deben recorrer” Hace un tiempo leí un libro muy interesante de José Saramago: “ Las intermitencias de la muerte”. Relata lo que pasaría si “la Muerte” dejara de hacer su trabajo. Saramago describe con originalidad éste hecho ficticio, de tal manera que aquellos lectores que sienten temor de dejar éste mundo, es probable que después de leer el libro, ya no lo tengan o disminuya notablemente. En mi profesión hay quienes se dedican a ayudar, a pacientes terminales, en el momento de la muerte. Debemos hacer notoria la diferencia de quien muere intempestivamente por un accidente, un acto violento (homicidio o suicidio), o enfermedades fulminantes (ej. Infarto de miocardio) y aquellos que pasan por un proceso consciente antes de morir. Estos últimos son los que, si la aceptan, necesitan ayuda y contención. Cada caso es distinto, pero en general, la persona que va a morir y lo sabe, logra una aceptación del hecho con una tranquilidad asombrosa. Esto es quizás producto de que ya no existe la incertidumbre de cuando va a suceder, probable desencadenante del temor a la muerte de la mayoría de los seres humanos. Una de las situaciones más ansiógenas es la duda. Sabemos que desde el momento de abrir los ojos a la vida, podemos morir; pero ésta sensación se acrecienta después de haber pasado los 40 años aproximadamente. El profesional de la salud mental que se dedica a ayudar a morir, apoya su trabajo en la canalización de la ansiedad que la proximidad de la muerte produce en el paciente. Le ayuda a estar en paz consigo mismo, a perdonarse por todo aquello que lo hizo sentirse culpable. Poner en claro la trayectoria de su vida, enfatizando los momentos felices, provee de la serenidad necesaria para una muerte digna. Es así que tanto la persona que deja este mundo maravilloso y caótico a la vez, como las personas que son testigos de su partida, aceptan el sufrimiento de la separación, como algo natural y necesario en el proceso de la vida, donde la muerte es una etapa más y no el punto final. “…¿Qué errante laberinto, qué blancura ciega de resplandor será mi suerte, cuando me entregue al fin de esta aventura la curiosa experiencia de la muerte? Quiero beber su cristalino Olvido ser para siempre, pero no haber sido” “Los enigmas” de Jorge Luis Borges

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