La felicidad


Decidí escribir sobre la felicidad después de haber hablado de la muerte, parece una incoherencia, pero no lo es, ¿porqué? La felicidad es un objetivo personal que puede ser logrado o no, en cambio todos vamos a morir, la muerte está siempre donde hay vida, no pasa igual con la felicidad. Dogen escribió algo muy bello: “La vida , ¿a qué compararla? Al reflejo de la luna en la gota de rocío Suspendida en el pico de un ave acuática” La vida es tan frágil y hermosa como la descripción de Dogen y la felicidad es parte de ella. Debemos empeñarnos en descubrir los momentos felices, lo que importa de la vida, para comprender las bellas palabras de Dogen. Hombres y mujeres vivimos corriendo detrás de “cosas” que creemos nos van a traer la felicidad, por ej. : riqueza material. Si intentamos construir un mundo feliz con cosas materiales que podemos perder en cualquier momento, grande será nuestra desdicha. La vida debe estar poblada de momentos felices que cada uno sabrá elegir. Esos momentos pueden ser sentimientos, vivencias, proyectos, sueños; estos se pueden cambiar o modificar , pero la esencia siempre queda. Ésta esencia es la verdadera base de la felicidad. Si después tenemos la posibilidad de adornarla con cosas materiales, mejor aún, pues la pobreza material es un obstáculo ( y lo admito a consciencia) bastante fuerte, que llena la vida de dificultades y dolor. La sabiduría está en saber ordenar por importancia los objetivos a lograr. Si nuestro primer proyecto es lograr el crecimiento de nuestro yo interior, llenar el alma con elementos no perecederos, las metas materiales llegarán a su debido momento y de acuerdo a nuestros esfuerzos ( la vida no es una lotería). Es muy importante tener claridad y certeza de poder cumplir nuestras metas. Si nuestro objetivo escapa a la posibilidad de lograrlo, estaremos cosechando una frustración tras otra. Dediquemos un tiempo, día a día, para conocernos, aceptarnos como somos y cambiar aquello que no nos gusta. Es cierto que todos somos diferentes, aspiramos a metas distintas, hay quienes se sienten “felices” siendo poseedores de bienes materiales, hay quienes son “felices” en la soledad y aislamiento para no tener que afrontar las dificultades y responsabilidades de la convivencia. Pero la realidad es que ambos grupos están equivocados: el materialista caerá en la soledad y aislamiento, porque cada vez se sentirá más inseguro, queriendo resguardar su “ riqueza” y el ermitaño se encerrará cada vez más en su egoísmo, sin conocer la plenitud de sentimientos como el amor y actitudes como la generosidad. Mezclar ambas posiciones en medida adecuada, es la clave para una vida digna de ser vivida. Si lo logramos podemos llegar a decir “ estoy feliz”, es más acertado que “soy feliz”. “Ser feliz” puede ser una utopía, en cambio “estar feliz” es una posibilidad al alcance de todos!!!!

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